WASHINGTON.- La Agencia Nacional de
Aeronáutica y el Espacio (NASA) anunció este viernes que su telescopio Kepler ha
detectado el primer planeta en una zona habitable en la órbita de una estrella
similar al Sol, lo que le convierte en uno de los mejores candidatos para
albergar vida extraterrestre.
Los expertos de la NASA lo han bautizado como Kepler-452b, utilizando la nomenclatura habitual para esta misión, y lo han apodado el “primo, más grande y más viejo,” de la Tierra.
En una rueda de prensa, Jon Jenkins, jefe del equipo de análisis de datos recopilados por el telescopio Kepler, explicó que por primera vez han conseguido detectar el paso de un planeta delante de una estrella del tipo G2, la misma clasificación del Sol.
Eso hace que en el exoplaneta Kepler-452b exista “una posibilidad sustancial” de vida extraterrestre, al poder albergar agua en estado líquido y ser un caldo de cultivo de formas orgánicas.
Jenkins explicó en rueda de prensa que el planeta, situado en la constelación Cygnus y a 1.400 años luz, es un 60 % más grande que la Tierra, por lo que la gravedad en su superficie sería el doble, aunque ese tamaño permitiría que el planeta fuera rocoso.
El planeta recibe un 10 % más energía de su estrella que la Tierra, ya que el astro está en un estadio más avanzado de su vida, por lo que emite más brillo y es más grande, aunque la temperatura podría ser muy similar a la que se disfruta en el “Planeta Azul”.
Un año en Kepler-452b es solo 20 días más largo, 385 días, aunque el planeta tiene una edad de 6.000 millones de años, aproximadamente 1.500 millones de años más viejo que nuestro sistema solar.
“Hasta ahora, éste es el planeta que más se parece a la Tierra y al que podríamos llamar hogar (…) Estamos un paso más cerca de encontrar nuestra Tierra (versión) 2.0″, explicó John Grunsfeld, administrador del directorio de misiones de la NASA en Washington.
Jeff Coughlin, investigador del Instituto SETI, que busca explicar los orígenes de la vida y otras señales de ella en el universo, dijo que “avanzamos para responder la pregunta de si estamos solos en el universo”.
“No vamos a viajar ahora a estos exoplanetas (posiblemente habitables), pero quizá los hijos de nuestros hijos puedan explorarlos. Por ello es importante que nosotros les marquemos el camino”, reflexionó Coughlin.
Hasta ahora, el planeta Kepler-186f era el mejor candidato a gemelo de la Tierra, por tener un tamaño similar al “Planeta Azul”. Aunque las posibilidades de poder albergar vida se reducían al orbitar una estrella enana, menos cálida que el Sol, algo que elevaba la incertidumbre entre la comunidad científica.
El Kepler-452b fue detectado por el telescopio espacial Kepler, que analiza cambios en la intensidad de la energía emitida por una estrella para determinar, considerando frecuencia y reducción de luminosidad, la existencia de exoplanetas.
Desde la puesta en órbita del telescopio espacial Kepler en 2009 y tras una actualización para responder a un fallo ocurrido en 2013, la misión ha descubierto más de mil cuerpos planetarios, pero solo unos pocos dentro de la zona habitable.
Análisis estadísticos estiman que las 151 estrellas que ha examinado el telescopio espacial Kepler deberían tener una media de dos a tres planeta en la zona habitable, donde la temperatura es la justa para permitir el desarrollo de formas de vida.
No obstante, para garantizar esas condiciones se necesitan otros ingredientes: una superficie rocosa, una atmósfera, agua e idealmente -como en el caso de la Tierra- un campo electromagnético que proteja de radiaciones externas y planetas vecinos gigantes que desvíen lluvias de meteoritos.
Pese a todo, solo se han detectado 12 exoplanetas de tamaño relativamente parecido a la Tierra dentro de la zona habitable, aunque los científicos confiaron hoy en que el análisis de los datos del Kepler siga permitiendo a la humanidad acercase algo más a confirmar otro tipo de vida en el universo.
Los expertos de la NASA lo han bautizado como Kepler-452b, utilizando la nomenclatura habitual para esta misión, y lo han apodado el “primo, más grande y más viejo,” de la Tierra.
En una rueda de prensa, Jon Jenkins, jefe del equipo de análisis de datos recopilados por el telescopio Kepler, explicó que por primera vez han conseguido detectar el paso de un planeta delante de una estrella del tipo G2, la misma clasificación del Sol.
Eso hace que en el exoplaneta Kepler-452b exista “una posibilidad sustancial” de vida extraterrestre, al poder albergar agua en estado líquido y ser un caldo de cultivo de formas orgánicas.
Jenkins explicó en rueda de prensa que el planeta, situado en la constelación Cygnus y a 1.400 años luz, es un 60 % más grande que la Tierra, por lo que la gravedad en su superficie sería el doble, aunque ese tamaño permitiría que el planeta fuera rocoso.
El planeta recibe un 10 % más energía de su estrella que la Tierra, ya que el astro está en un estadio más avanzado de su vida, por lo que emite más brillo y es más grande, aunque la temperatura podría ser muy similar a la que se disfruta en el “Planeta Azul”.
Un año en Kepler-452b es solo 20 días más largo, 385 días, aunque el planeta tiene una edad de 6.000 millones de años, aproximadamente 1.500 millones de años más viejo que nuestro sistema solar.
“Hasta ahora, éste es el planeta que más se parece a la Tierra y al que podríamos llamar hogar (…) Estamos un paso más cerca de encontrar nuestra Tierra (versión) 2.0″, explicó John Grunsfeld, administrador del directorio de misiones de la NASA en Washington.
Jeff Coughlin, investigador del Instituto SETI, que busca explicar los orígenes de la vida y otras señales de ella en el universo, dijo que “avanzamos para responder la pregunta de si estamos solos en el universo”.
“No vamos a viajar ahora a estos exoplanetas (posiblemente habitables), pero quizá los hijos de nuestros hijos puedan explorarlos. Por ello es importante que nosotros les marquemos el camino”, reflexionó Coughlin.
Hasta ahora, el planeta Kepler-186f era el mejor candidato a gemelo de la Tierra, por tener un tamaño similar al “Planeta Azul”. Aunque las posibilidades de poder albergar vida se reducían al orbitar una estrella enana, menos cálida que el Sol, algo que elevaba la incertidumbre entre la comunidad científica.
El Kepler-452b fue detectado por el telescopio espacial Kepler, que analiza cambios en la intensidad de la energía emitida por una estrella para determinar, considerando frecuencia y reducción de luminosidad, la existencia de exoplanetas.
Desde la puesta en órbita del telescopio espacial Kepler en 2009 y tras una actualización para responder a un fallo ocurrido en 2013, la misión ha descubierto más de mil cuerpos planetarios, pero solo unos pocos dentro de la zona habitable.
Análisis estadísticos estiman que las 151 estrellas que ha examinado el telescopio espacial Kepler deberían tener una media de dos a tres planeta en la zona habitable, donde la temperatura es la justa para permitir el desarrollo de formas de vida.
No obstante, para garantizar esas condiciones se necesitan otros ingredientes: una superficie rocosa, una atmósfera, agua e idealmente -como en el caso de la Tierra- un campo electromagnético que proteja de radiaciones externas y planetas vecinos gigantes que desvíen lluvias de meteoritos.
Pese a todo, solo se han detectado 12 exoplanetas de tamaño relativamente parecido a la Tierra dentro de la zona habitable, aunque los científicos confiaron hoy en que el análisis de los datos del Kepler siga permitiendo a la humanidad acercase algo más a confirmar otro tipo de vida en el universo.