La ciudad de Nueva York concentra la más alta opulencia y pobreza en un mismo lugar.
Aunque en la mayoría de las películas aparece Manhattan, con sus rascacielos, tiendas de lujo y apartamentos de dos y tres habitaciones con vista a Central Park,la realidad es más compleja.
Este martes, tres candidatos que guardan una estrecha relación con la Gran Manzana se medirán en las primarias de los partidos demócrata y republicano.
Estos representan diferentes caras de la icónica ciudad, donde la realidad de un apartamento valorado en US$100 millones en Manhattan convive con el hecho de que hay 60.410 personas sin techo, el número más alto desde 1983, según la Coalición para personas sin techo, organización con sede en Nueva York.
Donald J. Trump, nacido y criado en un barrio acomodado del condano de Queens, encarna la riqueza de una ciudad que lo vio convertirse en el poderoso empresario que es hoy en día.
Aunque nació en Chicago, Hillary Clinton ha declarado sentirse también neoyorquina, pues fue senadora del estado durante nueve años. Además, es conocido que dio conferencias para firmas de inversiones de Wall Street.
Bernie Sanders, por su parte, es el hijo de un inmigrante polaco de religión judía que llegó a Brooklyn a los 17 años. El senador de Vermont creció en un sencillo apartamento en el segundo condado más populoso de la ciudad, caracterizado por ser uno de los lugares de EE.UU. que más ha recibido inmigrantes.
Así como los tres aspirantes a la presidencia de EE.UU. le hablan a un Nueva York distinto, la ciudad es un concentrado de diferentes dinámicas sociales que, a menudo, se diferencian en extremo entre sí.
Rica y pobre
Mucho más segura que hace tres décadas, la ciudad de Nueva York es también más desigual ahora que antes.
La quinta parte más rica de Manhattan tiene un ingreso 40 veces mayor que la quinta parte más pobre, de acuerdo con el censo de 2010.
Mientras que un abogado gana US$76,89 la hora, un empleado de una cadena de comida rápida solo hace US$10,22, según el Buró de Estadísticas Laborales de EE.UU. (BLS, por sus siglas en inglés).
"Los amigos que conozco en Seattle (Washington) pueden tener el mismo estilo de vida que los que tengo en Nueva York por US$200.000 menos al año", dice a BBC Mundo Dev Sen, ingeniero espacial para la NASA que vive en la ciudad de Nueva York desde hace 15 años.
"La idea de la Nueva York para los que tienen y los que no tienen se remonta al siglo XIX. Hoy en día, es una ciudad desigual, una muestra extrema del resto del país", explica Cindy Lobel, profesora asociada de Historia de la City University of New York (CUNY, por sus siglas en inglés).
Para Lobel, quien lleva más de dos décadas en Nueva York, el componente que ha acentuado la diferenciación social en los últimos años es el costo de la vivienda.
"El porcentaje de viviendas a precios razonables es mínimo".
Durante el año fiscal 2013-2014, los residentes de la ciudad invirtieron US$25.046 al año en vivienda, lo que equivale al 39.6% de su ingreso anual, según el BLS.
"Los que trabajan en el sector financiero o en Wall Street han comprado inmuebles de millones de dólares en Manhattan que hacen que el metro cuadrado suba en seguida", señala Sen.
En 2015, el precio promedio de un apartamento de dos habitaciones en Manhattan fue de US$1,8 millones.
Sin embargo, para Dev Sen, no fue el dinero, sino la decepción, la que lo llevó a mudarse de Manhattan a Brooklyn hace tres años.
Brooklyn: ejemplo de gentrificación
"Manhattan solía parecerse a esa idea romántica que tenemos de ella. Ahora solo es un sitio de dinero".
Para Sen, los nuevos proyectos inmobiliarios, restaurantes y tiendas que han hecho de Manhattan un lugar cada vez más exclusivo, perjudican la diversidad y el ambiente bohemio que reinaba hace menos de una década.
Muchos de esos artistas, músicos y escritores cruzaron el puente de Brooklyn para establecerse en barrios como Bushwick, Williamsburg y Greenpoint, que antes se consideraban más tradicionales.
"El edificio donde vivo era una fábrica que funcionaba a principios del siglo XX y fue acondicionada con apartamentos tipo loft hace poco más de una década", le dice a BBC Mundo Ignacio Urbina, profesor asociado de diseño industrial del Instituto Pratt.
La vivienda de Urbina es un ejemplo de la gentrificación, un proceso de transformación urbana en el que la población originaria de una zona es desplazada en alguna medida por otra de un poder adquisitivo mayor.
Muchos de los "nuevos" residentes de Brooklyn están dispuestos a pagar un promedio de US$3.000 mensuales por un apartamento pequeño, gracias a que la ciudad se ha vuelto más segura en las últimas décadas.
"Hace veinte años, la zona donde ahora vivo con mi familia se consideraba peligrosa", dice Sen.
Aunque la gentrificación ha revivido zonas que habían quedado olvidadas,produce un efecto colateral: el de los desplazamientos de aquellos residentes que ya no pueden pagar por vivir en el barrio donde han estado por años.
El competitivo mercado inmobiliario ha limitado las aspiraciones de muchos, que se ven obligados a mudarse a zonas más alejadas de la ciudad.
En estas zonas, a su vez, se concentra el mayor porcentaje de población negra, latina y asiática, según el censo de 2010.
A pesar de que Nueva York es conocida por su múltiple diversidad étnica y cultural, este fenómeno ha tenido como consecuencia que se acentúe la segregación racial.
Lo bueno entre lo malo y lo feo
En 2015, se filmaron 256 películas en Nueva York, según el departamento de medios y entretenimiento de la alcaldía.
¿Qué es lo que hace que esta ciudad mantenga el encanto?
"Creo que todavía es muy diversa. Mis dos hijos estudian con gente de diferentes razas, clases sociales y culturas. Eso es algo que difícilmente pasa en otro sitio", señala Cindy Lobel, profesora de CUNY.
Asimismo, el transporte y los espacios públicos son aspectos que destaca Dev Sen, ingeniero espacial.
"En un mismo viaje subterráneo, van miles de personas con historias y orígenes distintos", dice.
La vida cultural, de conciertos y obras de teatro, también hacen parte del lado más amable de la ciudad.
"Aunque Broadway y la ópera son muy caros, hay una oferta de eventos a precios más accesibles", añade Sen.
Aunque para vivir bien en Nueva York haya que producir unos cuantos miles de dólares al mes, sus residentes concuerdan en que el sacrificio vale la pena.