LA HABANA,
Cuba.– La legalización de la marihuana, la droga ilegal más consumida
en el mundo, dista de ser un “golpe certero” al narcotráfico, afirmó este
viernes un experto cubano que considera “antihistórica” la idea de que al acabar
la prohibición disminuye el consumo de esa droga.
El profesor Ricardo González Menéndez, presidente de la Comisión Nacional de
Ética Médica de Cuba, señaló que la tendencia, que muchos defienden sobre la
base del derecho de cada persona de elegir como llevar su vida, “impone una
reflexión”, en una entrevista que publicó este viernes el periódico oficial
Granma.“¿Acaso ese derecho no termina donde comienza el derecho de los demás? ¿Y el costo para la familia, y los transeúntes que mueren en accidentes de tránsito debido a la marihuana u otras drogas como el éxtasis?”, reflexionó el especialista.
González Menéndez, que es consultante del servicio de atención integral a las adicciones del Hospital Psiquiátrico de La Habana, cree que es “sumamente preocupante” que el debate actual sobre el uso de la marihuana se asemeje al de hace 2.000 años, cuando esa droga dura se incluye, junto al alcohol y otras sustancias, entre las primeras sustancias psicoactivas capaces de transformar notablemente el comportamiento humano.
A su juicio, uno de los argumentos que más ha contribuido a las “tendencias legalizadoras” son las propiedades terapéuticas que se le atribuyen a la planta de la marihuana.
“Si la marihuana es una droga ilegal (como muchas otras) no es fortuito, sino porque se han reconocido los numerosos daños que causa”, recalcó.
El experto cubano insistió en señalar que “es urgente derribar mitos, con realidades que son ciencia constituida. Hay hoy suficientes informaciones científicas actualizadas sobre el desencadenamiento de esquizofrenia, deterioro cognitivo, acción cancerígena y violencia sorpresiva de la marihuana”.
“Es la marihuana -aun más que el uso no social de alcohol- el verdadero prototipo de la metáfora de la “ruleta rusa” en el que nadie puede saber con certeza cuando la bala cae en la recámara, y si ello sucede, sus efectos son habitualmente mortales”, señaló.
En sus conclusiones afirma que el éxito de los programas antidrogas depende de ser conscientes de que estos tóxicos son un sistema de sustancias que se “asocian y refuerzan” en sus acciones, lo que en su opinión implica el “seguimiento estricto” del principio universal en este campo, de que “a mayor acceso, mayor consumo”.