Ciudad del Vaticano. El papa Francisco recibió el viernes a la presidenta chilena Michelle Bachelet en una cordial audiencia privada que duró 47 minutos, el doble de lo habitual en este tipo de encuentros con mandatarios.El pontífice recibió a Bachelet mostrándose “encantado que usted esté aquí” cuando llegó a su biblioteca en los palacios pontificios del Vaticano.
Francisco confirmó que visitará Argentina, Chile y Uruguay el próximo año, aunque “no hay una fecha específica”, expresó la mandataria en conferencia de prensa. Dijo que Francisco fue “muy cariñoso”, en una “audiencia espléndida, larga y maravillosa, en que conversamos sobre la crisis de representatividad y de confianza que en existe en Chile y en otras sociedades, que se debe mejorar”.
También analizamos los roles de los gobernantes a este respecto, agregó la mandataria.
Esta semana, una encuesta presentada por Adimark mostró que la presidenta obtuvo en mayo la peor evaluación ciudadana para sus dos mandatos, con un descenso en su aprobación hasta 29% mientras que el rechazo a su gestión subió a 66%.
Bachelet señaló que los temas de la pobreza, de la familia y de la igualdad, estuvieron en el centro de la conversación con el papa, quien “se mostró muy informado de la situación en Chile y en general de la región”.
“Él apoya todo lo que sea para lograr una patria más justa, donde exista la igualdad y una vida mejor”, manifestó.
El Vaticano, por su parte, señaló que en la reunión se destacó “las buenas relaciones bilaterales existentes, con el auspicio que se puedan ulteriormente reforzar en el marco de los instrumentos jurídicos previstos del derecho internacional”.
“Sucesivamente se afrontaron temas de común interés, como la defensa de la vida humana, la educación y la paz social”, agregó un comunicado.
Los líderes intercambiaron regalos
La mandataria regaló al pontífice un rosario de lapislázuli hecho en plata y el libro Iglesias del Fin del Mundo, con fotografías de las iglesias chilenas.
El papa, de origen argentino, le obsequió un medallón de San Martín de Tours de 19.7 centímetros, que según la leyenda se sacó de su capa para regalárselo a un indigente, y la exhortación apostólica Evangelii Gaudium.