Con el ojo derecho cerrado por un golpe y la cara hinchada, la senadora Ana Gabriela Guevara se presentó ante los periodistas.
Horas antes había sufrido la brutal agresión de cuatro hombres que la patearon por un incidente de tránsito.
"Fue un hecho cobarde", dijo, pero se le quebró la voz. Tardó más de un minuto en recuperarse.
"Yo no uso escoltas, no tengo chofer, ando en mi moto. Promuevo siempre el buen haber entre la ciudadanía", continuó.
El ataque provocó indignación entre senadores, diputados, autoridades y organizaciones civiles.
Pero también desató una oleada de insultos, críticas, comentarios de misoginia y burlas en redes sociales de internet.
Una reacción que muestra un cariz de "profunda misoginia" que a pesar del trabajo de varias décadas no ha sido posible erradicar entre muchos mexicanos, coinciden activistas.
"Me pregunto qué estamos haciendo mal", le dice a BBC Mundo Lucía Melgar Palacios, coordinadora de investigación del Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
"Hay leyes, programas gubernamentales, académicos y de la sociedad civil para combatir la violencia contra las mujeres, pero sigue habiendo una misoginia muy profunda en la sociedad".
"Hay leyes pero no se aplican".
La reacción de muchos al ataque a Guevara contrasta con la realidad: en México, según la Organización de Naciones Unidas, todos los días son asesinadas un promedio de 7 mujeres.
Cuatro contra una
Ana Gabriela Guevara es una de las mujeres más populares de México.
Fue campeona mundial en 400 metros lisos en 2003 y ganadora de la medalla de plata en las Olimpíadas de Atenas 2004.
Desde hace cuatro años es senadora por el izquierdista Partido del Trabajo. Preside la comisión de Asuntos Migratorios y es secretaria de la mesa directiva.
Quienes la conocen dicen que las competencias deportivas le forjaron un carácter fuerte, que se refleja en su decisión de transportarse en una motocicleta Harley Davidson.
En ella regresaba a Ciudad de México la noche del domingo 11 de diciembre, después de tomar un descanso en el balneario de Valle de Bravo, Estado de México.
Como cada fin de semana la carretera estaba congestionada. En un momento se despejó uno de los carriles al que se movió la senadora, pero entonces una camioneta pegó a su vehículo y lo derribó.
Gabriela Guevara reclamó el golpe pero el chofer del auto y otros tres desconocidos la derribaron y patearon en la cara y el cuerpo.
Una amiga que le acompañaba en otra motocicleta grabó el ataque, pero los agresores escaparon.
La senadora y su compañera continuaron el camino hasta una posta de la Policía Federal. De allí fue enviada a un hospital donde fue sometida a una cirugía en el rostro.
El informe médico dice que sufrió una fractura en el maxilar superior que obligó a realizar una cirugía.
A la deportista se le implantaron clavos y una placa para curar la lesión.
Doble violencia
En el encuentro con periodistas, la medallista olímpica dijo que su agresión es una muestra de la profunda violencia en México.
A ella, dijo, la agredieron "sin más razón que por ser mujer". Y por eso decidió publicar diariamente una foto de sus lesiones como una forma de decir basta a la violencia.
"Esta marca que me ha dejado de mi cara, estos clavos que voy a portar por el resto de mi vida van a ser el recuerdo constante de lo que haré, lo que esté en mis manos por defender la no violencia contra las mujeres".
La conferencia de prensa se transmitió en vivo por algunas televisoras y la página electrónica del Senado. Y en pocos minutos hubo respuesta.
En redes sociales como Twitter se publicaron decenas de mensajes que celebraban el ataque.
Otros se burlaron de su aspecto físico, y muchos cuestionaron la atención que recibió en los medios por ser medallista olímpica y senadora.
Los cuestionamientos no se limitaron a internet. En su programa radiofónico en Grupo Radio Centro, el locutor Jesús Martín Mendoza dijo que la senadora "algo tuvo que haber hecho, a nadie lo agreden así como así".
La corredora olímpica respondió: "Es insultante la cantidad de ofensas que hay en las redes en torno al hecho", dijo.
Leyes
En el país existe incluso una ley federal para sancionar las agresiones por género y existen fiscalías especiales que las persiguen.
En casi todas las universidades públicas se aborda el tema como materia escolar o de investigación.
Entonces, ¿por qué esta reacción al ataque a la deportista más conocida de México?
Porque el trabajo de varias décadas no parece suficiente, coinciden especialistas.
Y además, se contaminó con la guerra contra el narcotráfico que emprendió el expresidente Felipe Calderón.
La violencia volvió cotidiana, le dice a BBC Mundo Argentina Casanova, fundadora del Observatorio de violencia social y de género de Campeche.
"El dato de que 7 mujeres son asesinadas al día en México es de terror, pero se ha naturalizado", explica.
Lucía Melgar coincide. "Con la guerra al narcotráfico, hubo una normalización muy profunda de la violencia extrema, y si las mujeres se quejan se cree que está mal, que de alguna manera la merecen".
"Sigue habiendo un gran desprecio por las mujeres, y pareciera que es una forma de descargar la rabia, las tensiones sociales encima de ellas".